Grupos Indigenas de Baja California y el Medio Ambiente:
Manejo Tradicional y Perspectivas Actuales


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Michael Wilken Robertson, Director.
Instituto de Culturas Nativas de Baja California, A.C.

(Este trabajo es una síntesis de los artículos: Grupos Indígenas de la Región Fronteriza y el Medio Ambiente, Dr. Alan Kilpatrick, et al, 1997. Programa de Investigación Aplicada, Centro Del Sudoeste para Investigación y Normas Ambientales (SCERP) y Manejo de los recursos naturales entre los grupos indígenas de Baja California: practicas tradicionales y perspectivas actuales, en Memoria 1997, Seminario de Historia de Baja California, Instituto de Investigaciones Históri cas UABC, 1997, Ensenada, B.C.)

Eso sí, a la gente antigua nunca les gustó perjudicar un arbolito, eso nunca, lo amaban como una cosa muy sagrada, nos decían que no fuéramos a andar quebrando los brazos de los pinos ni que jugáramos, ni que subiéramos a algún arbolito, dicen ellos que casi casi son como humanos; ellos nos están viendo, ellos nos están manteniendo, nos dan de comida. No anden haciéndole daño, no anden gritando, nada de eso, decían: 'ustedes cuídenlos mucho'. Por eso nosotros sabemos muy bien que esos árboles tenemos que cuidarlos; también las hierbas medicinales, eso nos encargaban mucho, que no fuéramos a cortar ahí nomás porque si, ir a cortar ahí y tirarlas nomás para que se sequen, no. A nosotros nos dijeron muchas cosas, que tratáramos muy bien hasta las piedras, fíjese, las piedras, la arena, el agua que sale, el agua que esta corriendo, todo eso decían que hay que respetar. Es el ahorro principal, que de ahí puede estar tomando y viviendo uno [Teodora Cuero, 1997].

Las palabras de Teodora Cuero, Generala de la Comunidad Indígena de La Huerta, revelan un sentido muy práctico de la interacción entre los humanos y el medio ambiente. Como otros miembros de las comunidades indígenas de Baja California, Cuero ha heredado un legado único del conocimiento tradicional respecto al manejo de los recursos naturales, desarrollado a través de miles de años de habitar en la península. Aunque mucho de esta información se ha perdido debido a la forzada aculturación y extinción de la mayoría de los grupos indígenas de la península, un enfoque creciente en el inmenso y complejo cuerpo del conocimiento que aún existe entre algunos mayores de las comunidades sobrevivientes promete proporcionar nuevas penetraciones sobre las formas tradicionales del manejo del medio ambiente, tanto como guiar los acercamientos actuales para la utilización de los recursos naturales. Afortunadamente muchos aspectos del conocimiento tradicional indígena acerca del recurso natural aú n existen entre los grupos sobrevivientes del norte de la península. Este entendimiento profundo del mundo de la naturaleza, desarrollado a lo largo de miles de años de interacción dinámica con el medio ambiente, es tal vez uno de los recursos culturales más importantes de las comunidades indígenas actuales, la cual merece un estudio más amplio ahora que es aún posible. Dado el creciente reconocimiento de la necesidad absoluta del uso sustentable de los recursos naturales, sería acertado de nuestra parte poner atención a los grupos nativos de la región, que ya los han manejado exitosamente por miles de años.

Recolectores cazadores pescadores de la Península

"Dicen que en aquellos tiempos se daba mucho la manzanita, la biznaga, la chía, la pamita, el piñón, la bellota, la bellota dulce; todo eso se daba mucho y eso lo juntaban para estar comiendo todo el año. En veces iban a la costa, para Eréndira, para la costa de Ensenada, y más allá, ahí nada más en la orilla donde se podía, para los choros, los abulones y entonces hacían un cargamento para comer. Para allá (la costa) se iban en el invierno porque hacía menos frío y ya que se acaba el invierno, en primavera se venían para acá (La Huerta), porque sabían que acá iba a haber quelites y todo eso para comer y de aquí ya se iban para la sierra en tiempo de calor a cortar piñones, bellotitas, pamita, chía y todo eso, y cuando se acababa el piñón, venían otra vez aquí, y luego otra vez a la costa" (Teodora Cuero, 1997).

Durante la vasta mayoría de la historia de la habitación humana en la península, los indígenas explotaron una variedad de ecosistemas en el curso de ciclos anuales de movimiento a través de territorios específicos. El patrón para los antepasados de Teodora Cuero debe haber sido típico para la mayoría de los grupos indígenas de la península. La recolección de diferentes plantas comestibles representaba la actividad de subsistencia más importante, mientras que la pesca, la recolección de moluscos y la cacería de la fauna menor y ocasionalmente mayor complementaban las plantas comestibles disponibles en cada estación. Estos recolectorescazadorespescadores se organizaban en pequeñas bandas familiares que viajaban en ciclos estacionales sobre territorios específicos compartidos con otras bandas del mismo clan (o shimul como se les llamaba en territorio Yumano) (Laylander, 1991).

Mientras que su ruta exacta variaba de añ o en año dependiendo de los factores del medio ambiente (por ejemplo, muchas plantas no fructifican todos los años, los años de lluvia o de sequía pueden afectar a ciertos recursos, etc.) la repetida utilización de áreas específicas durante generaciones guiaría lógicamente a la selección de estrategias para la obtención del recurso, las cuales permitían ya sea que los recursos sobrevivieran o que aumentaran.

El mayor Paipai Benito Peralta y la mayor Kumiai Teodora Cuero comparten el sentimiento de muchos mayores de Alta California cuando nos dicen que en los viejos tiempos había más comida silvestre (Wilken, notas de campo, 1997) probablemente resultado de la disminución o el abandono de las actividades tradicionales de recolección . Segú n Gregorio Montes, quien es descendiente de madre, abuela y tías dedicadas a la cestería de la comunidad Kumiai de San José de la Zorra, la cosecha de materiales para la elaboración de canastas, estimula la misma producción del recurso:
Los más importantes de los productos artesanales que elaboran son las canastas del junco y del sauce también. El material de junco se halla en las partes donde hay agua, donde está el suelo húmedo, de ahí cada luna llena se extrae la planta para que tenga mayor fuerza, mas flexibilidad en el trabajo; esto beneficia en la planta porque se reproduce mas la planta. El sauce también se corta y muchas veces uno piensa que se va a destruir, cuando no es así porque le sirve, se poda y se desarrolla en cierto tiempo [Montes, 1997].

Una estrategia del manejo para la cosecha de hierbas medicinales es explicada por Teodora Cuero: Queremos que sigan las plantas medicinales, árboles y todo eso, por ejemplo una planta [medicinal], la cortas para este lado, del lado del norte, no para este ni para acá ni para allá, a este lado se tiene que cortar, también si es una planta que se saca la raíz, también al norte.

Para los que no son indígenas, resulta difícil comprender lo que significa vivir en un lugar donde han vivido sus antepasados por miles de añ os. Para muchos indígenas es difícil entender porqué las políticas gubernamentales les prohíben hacer uso de recursos tales como el piñ ón que han sido manejado exitosamente por su gente por miles de años . La relación de los grupos indígenas con la tierra y los recursos naturales tiene poco en común con los conceptos occidentales los cuáles tratan a la tierra y a sus recursos como a una mercancía de la cual debería sacarse el mayor lucro inmediato posible.

El legado cultural heredado por los antepasados y la expectativa de que algunos descendientes seguirán viviendo en la misma tierra crea una perspectiva especial entre los grupos indígenas. Agustín Domínguez, autoridad cultural de la comunidad Kumiai de San Antonio Necua, expresa esta filosofía mediante la metáfora de la recolección de miel:
Llega el mestizo y como es de afuera dice, "Yo me llevo todo y los dejo sin nada". Pero uno que es de aquí dice, "Me voy a llevar un poco y al otro día vuelvo, agarro otro poco y me llevo de ahí". El mestizo no, llega y no le importa como no es de ahí, dice, "Me lo voy a llevar, ya no voy a volver y me lo voy a llevar todo". Así es. [Wilken, 1997].

Bernabé Meza, comisariado de San Antonio Necua, hace énfasis en la responsabilidad de proteger la tierra y sus recursos para futuras generaciones:
Nos gusta que haya bastantes árboles, porque estos árboles son los que llaman el agua, la humedad y todo eso. Nosotros cortamos nada más lo que nosotros necesitamos, por ejemplo si vamos a necesitar cien postes, cien postes cortamos y nada mas, no tumbamos nomás por tumbar, no, por eso estamos cuidando, no dejamos que otra gente venga y nos moche todos los árboles. Si nosotros no lo cuidamos ¿quien más lo iba a cuidar? Nadie.

Desafortunadamente, las comunidades indígenas se enfrentan seguido con problemas especiales (generalmente económicos) en la obtención de permisos, o la falta de información y capital para la explotación de los recursos disponibles. Mientras que muchas de las nuevas formas de explotación de los recursos pueden tener impactos negativos en el medio ambiente, las formas tradicionales de cosechar pueden mitigar ese impacto, tal como lo expresa Eufemio Sandoval.

Los postes de huata pues empezaron a explotarse hace alrededor de unos 40 años atrás y actualmente se nos prohibió la explotación de esos recursos argumentando la gente de gobierno que es una especie endémica, y que pues esta protegida por ley, y que los indios ya no debemos cortarla aunque nos muramos de hambre, o sea que la realidad es que nos quitan una fuente de ingreso y no nos dan nada como alternativa. Podemos decir que nosotros estamos de acuerdo en que la naturaleza debe protegerse, pero protegerse de a deveras. Nosotros los indios si hemos explotado el poste de huata podemos decir que a partir de que empezamos a explotar teníamos 10 mil hectáreas de huata, seguimos teniéndolas porque jamás tumbamos la huata de raíz, sino que fue una especie de poda que aprovechamos, nada mas lo que podría servir como poste y quedaba completa para seguir creciendo y desarrollándose; no así en ejidos que hay alrededor de nuestra comunidad, con el pretexto de que les quitaban terrenos para la siembra pues, tumbaron grandes hectáreas de huata.

Desafortunadamente la urgente necesidad que tienen las comunidades para sobrevivir en un mercado económico moderno crea nuevas presiones económicas, las cuáles pueden estar relacionadas directamente con la degradación del medio ambiente. Por ejemplo, la falta del capital necesario para procesar los recursos naturales y venderlos como productos con valor agregado significa que la mayoría de las comunidades terminen vendiendo sus productos como materias primas a bajos precios. Una de las formas más baratas de utilizar los recursos disponibles es a través de la ganadería, sin embargo, cuando no se maneja con mucho cuidado, la tierra puede ser sobrecargada, teniendo como resultado la erosión y otras formas de degradación del medio ambiente. Hay una urgente necesidad que las dependencias gubernamentales, fundaciones u otros grupos y sectores, apoyen proyectos basados en las comunidades, con el objetivo de promover formas de utilización sustentable de los recursos naturales con valor agregado.

Estudios de los recursos naturales, culturales y humanos en coordinación con las mismas comunidades podrían ayudar a identificar las actividades más apropiadas y prometedoras, tanto como los pasos necesarios para implementarlas.

Para la Antropología de Baja California hay una clara necesidad de revaluar los conceptos históricos de los indígenas de la península, mediante un acercamiento interdisciplinario combinando arqueología, etnografía, antropología física, lingüística, historia, estudios del medio ambiéntale y de etnobiología, entre otros. Finalmente, urge encontrar apoyo para proyectos interdisciplinarios que reúnan a los mayores de las comunidades, etnólogos, biólogos y lingüísticos para rescatar la información invaluable acerca del conocimiento tradicional respecto al manejo del recurso natural, para aplicar esta información a beneficio de las comunidades.

Ojalá que de algún modo esto sirva para que quienes escuchan esto que estamos platicando, pues que pongan algo de atención a las comunidades nativas y busquen la manera de en base a los recursos naturales con que contamos, crear alguna fuente de empleo y que de esto puedan vivir los indios tranquilamente (E. Sandoval, en Wilken, 1997)